Normalmente no entro por iniciativa propia en una tienda de ropa femenina, lo normal es entrar coaccionado y bajo veladas amenazas, es lo normal, solo hay que mirar la cara de las parejas masculinas, todos tenemos la misma cara, como si fuéramos al patíbulo. Esta ocasión no era distinta aunque la verdad sea dicha no iba tan obligado como en otras ocasiones, mi novia decidió entrar en Blanco, una tienda de ropa, mala idea, muy mala idea, al llegar a la zona del calzado nos encontramos esto.
¡Madre mía!, que desastre, realmente parecía que había pasado la marabunta, por lo que viendo peligrar mi integridad y no siendo tan valiente como mi novia, decidir huir a otras tierras, a otro abrigo y volver mas tarde.
Pero claro un fenomeno natural como la marabunta tiene una razón de ser y aquí no podía ser menos, buscando la poca valentía que me quedaba y haciendo acopio de un valor nunca antes visto, al menos no en mi, decidí investigar y me volví a sumergir en ese territorio hostil, en busca de una respuesta, esta no tardo en llegar, allí estaba en tipografía roja, anunciandose sin tapujos ni vergüenza y un mes antes que nadie, no hay palabras para describirlo tienen que verlo.
Si amigos como lo ven, esa es la explicación a tan dantesca imagen, intente volver a huir, pero ya era tarde mi acompañante me dio caza y fuy obligado, lo juro, a soportar mas de veinte minutos de cola para pagar.
Asi que si alguien lee esta palabras y ve esa señal, amigo no pienses, no des explicaciones tan solo ¡CORRE! ¡CORRE!, como nunca antes has corrido, ¡CORRE!.
Felices Reyes.
3 comentarios:
Pues a mi se me ocurrió ir ayer a un centro comercial muy conocido de Madrid y la escena fué muy parecida. Absolutamente dantesca. Ropa por los suelos, caras de desolación en los dependientes, parkings abarrotados. Un error, cometí un maldito error.
Es posible que la misma persona vaya pasando por la tienda Blanco de diferentes poblaciones?
Lo digo porque me encontré la misma escena en un centro comercial de Barcelona, tienda Blanco, zona calzado. Por un lado estaba esa enorme estanteria divida en cuadrantes, con algo de suerte se podía encontrar alguna pareja de zapatos. Por otro lado, en el suelo, una montaña de calzado donde posiblemente se podía encontrar la pareja de ese otro solitario zapato que había quedado en la estanteria.
Pues ya en este mundo me lo creo todo, fue alucinante ver todo ese lío por unos zapatos era una escena postapocaliptica.
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